Seminario web regional n°11 (A. Latina): COVID-19 y la Educación Superior. Impacto y recomendaciones
No dejar a nadie atrás en tiempos de la pandemia COVID-19, llega a su décima primera sesión, partiendo de un principio fundamental de la agenda 2020-2030 de la UNESCO para el desarrollo sostenible y la agenda de educación 2020-2030, en el cual se destaca el mantener el foco en las personas más vulnerables en los contextos de crisis.
El objetivo principal es el de apoyar a los ministerios de educación, así como a las diferentes instituciones universitarias, para que se evidencien las acciones y soluciones alcanzadas para enfrentar la crisis que afecta al mundo entero. El foco, al contar con la participación del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), es propiciar el debate y aportar recomendaciones para la región.
Los objetivos centrales del webinar fueron presentados por Paula Klenner de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago): 1) mostrar una panorámica de los impactos del COVID-19 en la educación superior, conocer las recomendaciones que el IESALC comparte con los gobiernos e instituciones a cargo de la educación superior, con miras a mitigar el impacto en el día después. 2) Discutir los principios rectores que deben estar implicados en cualquier marco de reapertura presencial del sector terciario de la educación y el 3er objetivo es alcanzar, a través de las discusiones, los desafíos que afronta la educación superior ante la crisis actual.
El inicio de esta nutrida sesión estuvo a cargo de José Antonio Quinteiro, coordinador de programas del IESALC. Para Quinteiro el pase abrupto de contenidos a la modalidad virtual ha traído el fenómeno del Coronateaching, pues las metodologías de enseñanza y la curaduría de los contenidos no son análogas. Ello implica menor satisfacción por parte de los estudiantes ante la enseñanza virtual. En América Latina y el Caribe, se estima que podría haber un 20% de estudiantes que desertaría, mientras que en Estados Unidos 1 de cada 6 estudiantes podría no regresar al campus.
Agregó Quinteiro que “solo 1 de cada 2 hogares en América Latina y el Caribe, dispone de una conexión fija a Internet desde sus hogares, lo que lleva a recomendar que la continuidad pedagógica también contemple la tecnología móvil, dado que su penetración es cercana al 100%”.
Los profesores deben adaptarse a entorno virtuales, teniendo que romper con hábitos. Una de las preocupaciones constantes en el profesorado, es cómo evaluar las competencias que solo se adquieren a través de la praxis.
Quinteiro destacó el impacto del sector administrativo de las instituciones universitarias: ¿cómo se maneja la administración a la distancia? Emergen nuevos modelos de trabajo; las instituciones de educación superior, se verán obligadas a hacer un manejo más optimizado de los recursos financieros ante la caída prevista de ingresos.
El principio rector de la estrategia de salida y apoyo recomendada por la UNESCO es asegurar la estrategia pedagógica, brindando el derecho a la educación superior a todas las personas en igualdad de oportunidades y sin dejar a nadie atrás.
Es necesario asegurar la equidad y la inclusión hacia el modelo híbrido en el que estaremos llegando en el corto y mediano plazo. Es una oportunidad para hacer reingeniería de los procesos de ES y para asegurar que el tránsito por la educación sea más llevadero. La Universidad ha pasado por todas las pandemias hasta la fecha y de todas ellas ha salido bien librada, concluyó.
Por su parte, Roberto Moreno Godoy, rector de la Universidad del Valle de Guatemala (Guatemala) inició su participación asegurando que “Enfrentamos en esta época una serie de situaciones que nos han llevado a asumir cambios para los que pensábamos no estábamos preparados, pero nos ha obligado a dar el paso a la educación virtual, por ejemplo”.
Sobre las lecciones aprendidas de la experiencia del coronateaching destacó que hay estudiantes y padres de familia más involucrados en la educación; hay un aumento en la autonomía de los estudiantes y docentes conscientes de sus necesidades de capacitación.
Resaltó entre los impactos que colaborarán con la mejora de la educación universitaria tras la pandemia: ha sacudido la estructura anquilosada y ha forzado a incursionar en nuevos campos y tecnologías, ha alimentado la creatividad y ha hecho florecer las alianzas y sacado las mejores cualidades de todos los actores.
Para el Secretario de Educación del Estado Paraná (Brasil) y Miembro Consejero del Consejo de Gobierno del IESALC, Aldo Bona, en Brasil hay 2.500 Instituciones de Educación Superior, con un total de 8 millones y medio de estudiantes matriculados en el sistema. La gran mayoría privadas, con el 88%, y 299 instituciones universitarias son públicas.
“Hablaré de la realidad de las IES públicas en Brasil y en particular de sus estudiantes. En Brasil hay universidades federales y estatales. Es un periodo de grandes desafíos. Brasil tiene vivencias en que las IES públicas han hecho mucho por superar la pandemia”.
Bona, recalcó que del porcentaje de estudiantes presenciales en las universidades, solo el 24% de los 8.450.755 alumnos, reciben educación de manera virtual, el restante 66% asistía al campus de su institución. 75% de la comunidad en las universidades públicas reciben educación presencial y en las privadas asumen esta modalidad a distancia el 31%.
Ana Capilla, coordinadora de Educación Superior, ETP y Ciencia, de la OEI, manifestó que “la pandemia es muy disruptiva y hay mucha incertidumbre y es difícil decir lo que va a pasar”.
“En la OEI estamos produciendo informes sobre la relación entre educación y productividad. Por otra parte, nos interesa aproximar los sistemas de garantía de calidad de la educación.”
Recalcó que en la OEI son defensores de la calidad de la educación a distancia y de la confiabilidad de esta modalidad.
Por otra parte resaltó que en las universidades que tienen una tradición de Educación a Distancia (EaD) tienen un servicio de acompañamiento al alumno riguroso para que no dejen los estudios. Es difícil que las universidades presenciales que han tenido que dar el salto tengan el personal y la capacidad de hacer el acompañamiento. Es previsible que la tasa de abandono sea incluso mayor en este contexto, presenta Ana Capilla entre sus preocupaciones. Resaltó que hay mucho trabajo que hacer. La pandemia no ha alterado en esencia el trabajo de la OEI.
Destacó que la pandemia ha demostrado que hace falta más investigación. Por otra parte ha acelerado transformaciones y abierto vías por las que era necesario transitar, y aseguró que hay que sacarle el máximo provecho al cambio disruptivo, hay que verlo como una oportunidad para crecer y enriquecer nuestros sistemas universitarios. “La educación a distancia no es más barata. La inversión que hay que hacer es considerable, así como el desarrollo de contenidos digitales”.
Aseguró que el desarrollo de la tecnología virtual es costoso, se necesita más profesorado, los alumnos necesitan un seguimiento y se requiere de personal de apoyo. Es otra manera de impartir docencia con otros costes, planteó al cierre de su participación.
Por su parte, Bona agregó que en Brasil la universidad pública es gratis para estudiantes y en las privadas, el gobierno permite que los estudiantes hagan una negociación para reducción de sus pagos. Hay una tasa de no cumplimiento en el pago de las matriculas que está aumentando en los últimos días, así como la evasión de la educación en razón de las dificultades de pago.
Para cerrar, Roberto Moreno Godoy, afirmó que nuestra región ha tenido un avance muy significativo en la última década para garantizar el acceso a la educación superior. “En Guatemala tenemos una brecha más grande y solo un 5% ha tenido acceso. En la atención a esta pandemia tenemos que buscar todo lo que esté a nuestro alcance para que nadie se quede atrás. Perder a alguien más derivado del coronavirus sería realmente lamentable. Todo esfuerzo para la permanencia de nuestros estudiantes es más que bienvenido e importante.
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