La transformación digital durante la pandemia de la COVID-19 y los efectos sobre la docencia
“Ha quedado demostrado en el mundo entero, así como en nuestra región, que para lograr la continuidad pedagógica necesitamos echar mano de las soluciones tecnológicas que estén a nuestro alcance y al alcance de los estudiantes, a pesar de que estemos cerrados o semi cerrados”, dijo Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), durante su intervención, el 21 de enero de 2021, en el foro “La Educación Superior en Nicaragua y el Impacto del COVID-19”, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN).
Destacó Pedró los riesgos que se corren al mantener la misma fórmula para la continuidad pedagógica durante la emergencia. Es el caso de la desconexión tecnológica, donde solo el 51% de los hogares de América Latina y el Caribe están debidamente equipados para recibir clases. “En Nicaragua, apenas un 20% de los hogares tiene el equipamiento y el ancho de banda para la conexión, pero hay prácticamente mas teléfonos celulares que habitantes”, destacó. También se destaca la desconexión personal, donde las preocupaciones económicas de los estudiantes encabezan el listado de prioridades por atender, antes que sus clases. Y por último, la desconexión pedagógica, que se presenta ante la falta de preparación para dar clases vía digital, las cuales no son las mismas que se requieren para hacerlo de modo presencial.
Sobre los efectos de la COVID-19 en la educación superior, Pedró recalcó tres elementos que son considerados elementales en la compresión del escenario que se está viviendo; el primero es la pérdida de aprendizajes, con una estimación de un 15% de pérdidas competenciales durante la pandemia, a diferencia de las pausas regulares que se tienen con las clases presenciales. El segundo elemento es la pérdida de estudiantes, registrada entre 3% y 10%, teniendo reportes de hasta un 30% menos de estudiantes matriculados. Por último, la pérdida de equidad, donde se ha visto la ampliación de pérdidas entre cuartiles.
Ante este panorama, el director del IESALC, quiso cerrar su presentación con cuatro propuestas de ventanas de oportunidades que las circunstancias brindan: la primera, se pueden mejorar las capacidades docentes para brindar sus clases y hacerlo con éxito; la segunda es el poder avanzar en la hibridación entre las clases virtuales y las presenciales, para tener lo mejor de ambos mundos y no imponer alguno. La tercera ventana: la educación a distancia, se estima que para el 2030 en Argentina, Colombia y México se tenga un 85% de población adulta recibiendo clases en línea antes que de manera presencial. Gracias a la pandemia, se tiene una oportunidad para proyectar hacia el futuro la posibilidad de llegar a universidades públicas con esta modalidad.
“Desde la perspectiva de la UNESCO no se trata de promover el uso de la tecnología en sí mismo, sino más bien de hacernos la pregunta de si utilizando intensivamente la tecnología podemos mejorar la calidad pedagógica”, dijo Pedró.
La cuarta ventana se ve reflejada al lograr una movilidad virtual donde las universidades se han visto abocadas a alcanzar un mayor número de publicaciones gracias a la cooperación internacional, donde la comunidad científica se une de manera natural a obtener un desarrollo sostenible porque es la primera interesada en estrechar lazos internacionales y en plasmar los esfuerzos en alianzas y colaboraciones en búsqueda de beneficiar a la comunidad.
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