Francisco Javier Gil: una vida dedicada a la inclusión con excelencia en la educación superior
“Buenas tardes. Soy Francisco Javier, hijo de Isidro Gil y Nuria Llambías, casado con Soledad con quien tuve dos maravillosas hijas, Magdalena y Francisca, y ahora tengo un nieto de 5 años, Nicolás.” Así inició hace un año Francisco Javier Gil, Director de la Cátedra UNESCO de Equidad e Inclusión en Educación Superior, un webinar sobre inclusión con excelencia en la educación superior universitaria, organizado por UNESCO IESALC.
Con la misma humildad con la que se presentaba, se enorgullecía de ser parte de la UNESCO, donde quedó sembrada la semilla del fruto de 30 años de trabajo científico en torno a las necesarias políticas de inclusión de los más desfavorecidos en la educación superior. “Hemos sido privilegiados de que la UNESCO nos haya abierto las puertas en tantos lugares y de hacer lo que hemos hecho hasta ahora en Chile y en el mundo”.
Como un mantra repetía la idea que fundamentaba su trabajo “los talentos académicos se encuentran igualmente distribuidos entre ricos y pobres, en todas las etnias, culturas y sexos. Y esa idea la hemos regalado al mundo porque nos abre muchas posibilidades; cuando defendemos a migrantes, a los pueblos originarios, a la inclusión de mujeres y de las personas con discapacidad”.
Su teoría, basada en evidencia científica, tuvo como objetivo mejorar los niveles de calidad, equidad e inclusión y acceso a la educación superior en Chile, basado en el mérito académico de las y los estudiantes en la educación secundaria, con especial énfasis en aquellos provenientes de sectores y grupos de mayor vulnerabilidad. “Es posible alcanzar una excelencia en la educación superior siempre que nos enfoquemos en el alumno(a) y no en su condición social. Tenemos que desechar la violencia estructural, solo así tendremos un país de exitosos profesionales”.
Doctor en Química, Francisco Javier Gil creó estrategias para la Universidad de Santiago de Chile (USACH), donde se desempeñó hasta ahora, y donde se empeñó en incidir en las políticas públicas del país, logrando instalar programas como: la Beca de excelencia académica (BEA) que hoy forma parte del Sistema Único de Admisión a las universidades chilenas, los programas Propedéuticos que se han implementado en diversas universidades del país, patrocinados por la Cátedra UNESCO de Equidad e Inclusión en Educación Superior y que han dado lugar al Programa Nacional de Acceso y Acompañamiento Efectivo (PACE) y el programa de la USACH Ranking 850; este último busca entregar una oportunidad de ingreso a ES a los estudiantes que tienen un excelente rendimiento académico en educación secundaria, pero no obtienen buenos resultados en la Prueba de selección universitaria (PSU), reconociendo que ésta no es representativa de los potenciales académicos de las y los jóvenes.
Profesó lo que consideró un paradigma predominante en Chile: los que sacan los puntajes más altos en la secundaria son los mejores del país, incluyendo a los mejores alumnos de las escuelas más pobres: “Nos negamos y resistimos a creer que haya un colegio en el mundo al que no asistan estudiantes con fascinación por el estudio”. De igual manera, recalcó la idea de que el joven en su contexto aprovecha las oportunidades que se le presentan y que, si se puede lograr que desarrolle plenamente sus capacidades, será un aporte para él, para su familia y para el país, “y los países latinoamericanos necesitan que los pobres aprovechen el máximo de oportunidades que se les ofrece en el colegio, y si así lo desean, puedan estudiar en una universidad”.
Desde UNESCO IESALC agradecemos la oportunidad de haber compartido experiencias de trabajo con Francisco Javier y lamentamos su desaparición física. A sus colegas y familiares hacemos llegar nuestras más sentidas palabras de condolencias ante su partida.
Foto: @usach
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